jueves, 21 de octubre de 2010

Se le ruega atentamente

Estimado vicepresidente de La Empresa:

Sepa usted que intentaré dar el mínimo de rodeos posibles porque lo que tengo que decir es suficientemente puntual.
Estamos realmente hostigados con la manera en que su persona resuelve problemas. Creemos de manera sincera que no es la forma adecuada la que usted usa para dar solución a problemas que no necesitan ni de su veredicto ni de su ayuda. La oración expuesta anteriormente va dirigida al suceso de que mande a trabajadores especializados en hacer el trabajo intelectual a deshonrar sus arduos estudios en la universidad limpiando pisos, inodoros, acarreando cajas de colaciones o lustrando sus zapatos.
Que usted sienta envidia de la inteligencia de la mayoría de los obreros de La Empresa y que tenga su puesto de vicepresidente sólo por ser el primo sin futuro independiente del señor Newman, al cual de seguro da lástima, no le da derecho alguno de que se desquite de su insuficiencia de ingenio obligándonos a realizar labores de menor calibre en las que quedamos totalmente en ridículo pues usted bien sabe que nuestro fuerte es el cerebro, no los bíceps.
La dictadura que se crea cuando se ausenta su único superior en este lugar es enfermante y saca de sus casillas a cualquiera.
Se le ruega, por ende, que se relaje un poco y deje que las cosas fluyan solas. Nosotros sabemos cómo funciona esta empresa desde mucho antes que usted llegara con aires de poder. Métase de una vez en la cabeza, que no todo funcionará como su señoría lo quiere y que jamás van a estar todos de acuerdo a sus pensamientos.
Como segundo se le pediría que dejase de enojarse cuando pierde, y evite a toda costa arruinar o empeorar la situación de quienes lo rodean.
Y por último... ¿Por qué no se va al demonio un rato?

Atentamente
Profesionales de La Empresa.