domingo, 31 de marzo de 2013

Temperatura

Por caminos en el desierto, necesito hidratarme. Me subo al barco y comienza la verdadera travesía. Calmar la temperatura de este paciente es trabajo minucioso y delicado como el de un cirujano, así que pese a la lluvia me concentro, muevo el timón un poquito a la derecha, un poquito a la izquierda, hasta que parece un ambiente ameno para proseguir. Canto para sentirme más alegre. Yo sé que soy una contra el mundo, que sonreír en el bus no es fácil, que preguntarle a un desconocido si se encuentra bien parece muy raro en esta sociedad individualizada, pero no importa, quizás quien lea ésto coma un poco de valor en el desayuno de mañana y se de cuenta de que no puede pasar nada malo en ser amable FRIO FRIO FRIO estúpidas cañerías, le dio hipotermia al barco, de nuevo a operar con pulso perfecto. ¿Dónde se quedó el sueño? Ah bueno, pasa que al salir este día feriado a encontrarme con el hombre de chocolate, no habían almas despiertas, y no era tan temprano, pero sin duda me habría sentido mejor de estar segura de que vivía en el apocalipsis zombie, porque yo sé de zombies, te lo juro.
El sabor de este shampoo es muy malo, aún sentada en el sillón siento su amargura, pero más amarga la sensación de que mañana es lunes.
Ya es demasiado tarde, el viaje tiene que terminar. Me salgo de la ducha y llego al mundo aburrido, a secarme mi aburrido pelo, frente al aburrido espejo.
Al desempañar el vidrio, no puedo ver mi reflejo.

sábado, 16 de marzo de 2013

La primera vez

La primera vez que lloré, ya era relativamente adulta. Él me contó que habíase levantado tarde para ir a pescar, que su gato-despertador sabía que era un día importante, pero decidió no maullarle esa mañana. A mi me dio una especie de risa interna, pero como él puede leer las mentes, supo que me parecía graciosa la situación, pero no percató que lo que me causaba gracia era que el gato suyo fuera tan pelmazo, sino que pensó que me parecía chistoso que llegara tarde al lago.
A mí no me parecía terrible que se atrasara, de todas maneras es el mejor pescador del mundo, aunque él no lo sepa o se haga el humilde. Yo estaba segura que aunque fuera el último en llegar a pescar, eso no cambiaría su suerte ni sus probabilidades de ganar el pez más suculento y colorido.
Se alejó de mí enojadísimo, me gritó, me preguntó por qué me reía de su desgracia, y no me dejó explicarle. Me rompió la nariz y el corazón de un fuerte portazo.
Luego me llamó desde un teléfono público contándome que había sacado el pez más gordo y que comeríamos rico esa noche. Se debió su suerte a que un afluente de río salado de procedencia desconocida.
Yo había formado ese río de tanto llorar.

domingo, 10 de marzo de 2013

Dulce ignorancia



Bailan como si se conocieran desde mucho antes, de vidas ancestrales. Ya se habían visto en la escuela profesional, pero no estudiando la misma carrera jamás habían hablado el uno al otro, ni siquiera ahora que se mueven juntos como dos espigas a la melodía del viento.
¿Cómo es que ella no tenía amigos en su sala?¿cómo es que con su belleza despampanante nadie se atrevía a acercársele? Él en cambio, ignorante, la abrazaba en las tonadas dulces de la noche, y decidió hablar:
- ¿Por qué la gente te evita tanto si eres tan dulce?
- Los hombres le tienen miedo a los cuernos de mi cabeza.
Entonces le acarició el cabello a la chica y descubrió entre él, dos protuberancias que salían de su cráneo, pero no se asustó, ya lo había echado todo a perder, y resultó ser que se había enamorado de una demonio.

Nunca más lo volvieron a ver.

martes, 5 de marzo de 2013

Ebriedad

Cada vez, desde que te conocí, antes de besarme me convidabas una cerveza. El mareo entre las caricias, me sentía débil, deseosa, sumisa ante ti.
Hoy me comenzaste a besar sin convidarme de la bebida, y descubrí que la borrachera no tenía nada que ver con el alcohol.