domingo, 31 de marzo de 2013

Temperatura

Por caminos en el desierto, necesito hidratarme. Me subo al barco y comienza la verdadera travesía. Calmar la temperatura de este paciente es trabajo minucioso y delicado como el de un cirujano, así que pese a la lluvia me concentro, muevo el timón un poquito a la derecha, un poquito a la izquierda, hasta que parece un ambiente ameno para proseguir. Canto para sentirme más alegre. Yo sé que soy una contra el mundo, que sonreír en el bus no es fácil, que preguntarle a un desconocido si se encuentra bien parece muy raro en esta sociedad individualizada, pero no importa, quizás quien lea ésto coma un poco de valor en el desayuno de mañana y se de cuenta de que no puede pasar nada malo en ser amable FRIO FRIO FRIO estúpidas cañerías, le dio hipotermia al barco, de nuevo a operar con pulso perfecto. ¿Dónde se quedó el sueño? Ah bueno, pasa que al salir este día feriado a encontrarme con el hombre de chocolate, no habían almas despiertas, y no era tan temprano, pero sin duda me habría sentido mejor de estar segura de que vivía en el apocalipsis zombie, porque yo sé de zombies, te lo juro.
El sabor de este shampoo es muy malo, aún sentada en el sillón siento su amargura, pero más amarga la sensación de que mañana es lunes.
Ya es demasiado tarde, el viaje tiene que terminar. Me salgo de la ducha y llego al mundo aburrido, a secarme mi aburrido pelo, frente al aburrido espejo.
Al desempañar el vidrio, no puedo ver mi reflejo.