viernes, 25 de noviembre de 2011

Neuropájaro

Iba yo camino a mi hogar, después de la misa del domingo, cuando vi sobre las rejas de una casa, apoyado a un pajarito. Lo miré y le sonreí mientas pasaba, y él se quedó quieto y me siguió con sus diminutos ojitos negros.
Más adelante, sobre un árbol adyacente al camino, un pajarito idéntico al anterior llegó a posarse en una rama y le sonreí también.
Cuando estaba por llegar a mi hogar, un tercer pajarito igual a los dos anteriores se paró en la vereda, frente a mí. No pude seguir mi camino pues no quería que se echara a volar... considero que las personas deberíamos ser generosas con las aves, ya que nos tienen mucho miedo y sería lindo que volvieran a posarse en los hombros de las cantantes y a tomar agua en las piletas públicas, como aparece en las películas.
- Eres muy bonita ¿Lo sabías? - Me dijo el pajarito. Como nunca había tenido una tertulia con un animal, me petrifiqué. Luego de éso, llegó un ave de la misma especie, pero más grande, y con voz de señora le gritó:
- ¡YA ESTOY HARTA DE QUE SEAS TAN DON JUAN CON OTRAS!¡NO REGRESES AL NIDO! - Y se fue volando enfadada. Yo seguía perpleja.
Entonces el pajarito con cabeza gacha me preguntó si podía quedarse en mi casa. No lo dije verbalmente, pero asentí con la cabeza, y de inmediato voló a mi hombro, como en las películas.
Le dí miguitas de pan y agua, y en un gran trozo de algodón le hice una cama.
Más tarde se encontraba el pajarito observándome leer una novela, con los ojos perdidos en mi persona.
- ¿Qué te pasa pajarito?
- Nada. Sólo que eres muy linda.

Pasadas las diez de la noche llegó Francisco, mi prometido, con flores y un beso para mí.
- ¡¡¡¡TENÍAS A OTRO Y NO ME LO DIJISTE!!!! - Exclamó el pajarito exaltado. Luego revoloteó por todo el living, botando libros, jarrones, floreros y adornos. Se escondió en lo alto del mueble de los platos de mi cocina y por mucho que le rogara que tenía una explicación (inexistente en realidad), no bajaba de ahí.
Media hora más tarde bajó pelado. Sin más plumas que las que en sus alas le permitía alzar vuelo. Salió por la ventana y en una lámpara de la calle se puso a piar tristemente, en la oscura y gélida noche.

A la mañana siguiente, un niño del condominio me contó que su gato "Lanudo" había llevado a la puerta de su casa un pájaro calvo. No pude hacer más que encogerme por dentro, y no volver a sonreír en las calles.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Música

Con vestidos lilas giraban y giraban las bailarinas, mientras las guitarras sonaban soñadoras.
Hoy será el día en que te lo diré. Algo que nunca se lo dije a nadie, hasta hoy.
Las calles están mojadas y y el fuego en el horizonte.
Estoy segura de que me creerás. Éso creo. Nunca creí poder decirlo, hasta hoy.
Y todas las rosas esperan que te lo diga, y todas las luces brillan encantadoras.
Hay tantas cosas acá y te las diré el día de hoy.
Porque quizás mañana ya todo sea distinto, pero seguiré amándote.
Hoy será el día en que te lo diga. Pero ahora no estoy segura de qué hacer. No sé que sentir.
Y las rosas está expectantes, y las luces luminosas.
Por eso digo que quizás mañana ya todo sea distinto... Luego de que te lo diga, todo será distinto.
Por eso digo quizás...
Detrás de las rocas se encuentra el país de las maravillas, donde yo te amo y te digo que quizás todo sea distinto mañana.

lunes, 31 de octubre de 2011

Desde cierto Reino

Estoy emocionada. Escribo rápido y mis manos golpean con dureza el teclado. Éste ya ha intentado escapar una, dos, tres, cuatro veces, pero del cable lo agarro y le ordeno que vuelva a mi escritorio.
He encontrado el lugar perfecto para construir nuestro Reino.

Se encuentra en cierto lugar, cuyas coordenadas geográficas podemos ubicar sólo tú y yo.
Es un lugar precioso, te lo prometo. Con árboles de cerezo frondosos y rosados, pasto largo y florido con unos vegetales con cobertura de plumón, dulces y jugosos, y ganado de frutas coloridas.

¡Sueles hacerme creer que todo ésto existe! Y que un señor grande e invisible nos cuida y nos mira. ¡Te amo tanto!
Pero amor... Todo esto realmente existe. Mírame, quizás dentro de mi iris veas todo lo que yo veo. A veces no sabes de lo que hablo. No sabes de lo que escribo. El problema está sólo en que no ves las cosas desde mi iris, y las imágenes se reflejan en tus ojos tamizadas en castaño. Esta vez deben tamizarse verde.
Pero me cuesta tamizarlas verde, porque tengo los ojos castaños.
¿Cómo voy a construirte un Reino si no lo vas a poder ver?
Lo veré, pero castaño.
Es mucho más hermoso en verde... ¿Alguna vez verás el Reino como lo veo yo?
Tal vez, tal vez. Pero háblame más acerca del Reino, ¿allí se cumplirán todos nuestros sueños?
Quisiera mucho eso, pero no sé si mis sueños coinciden con los tuyos... Yo quiero allí vivir siempre contigo.
¡Pero amor! Las personas no vivimos para siempre.

El Reino se desmorona porque tiene demasiadas fallas. No he sido una gran arquitecta y el ánimo de los deditos que golpeaban el teclado ahora se deslizan con lentitud para cada palabra. Y el teclado quiere que lo siga acariciando porque le estaba encantando la idea del Reino. Pero tiene demasiadas fallas y se desmorona, se vuelve no tan atractivo y ya no quiero construirlo hasta que lo veamos del mismo color... ¡¿No puedes decirme "SÍ" nada más?!
Vivamos en una casita mejor...

lunes, 29 de agosto de 2011

Cosas que pasaron en algunos momentos, en orden cronológico

Un joven se afeita por primera vez y se hiere las mejillas con la hoja afilada, luciendo varios puntitos de sangre en su rostro, mientras su hermano abre la puerta de su hogar.
Una mujer de pelo corto y rubio manda a su hija a pasear a su mascota.
Un pie con un zapato que no es de marca, aplasta deliberadamente un excremento blando de perro. El dueño del pie mira con desprecio todas las personas que van con sus animalitos.
Dos personas que no se conocen chocan sus hombros, haciendo que un hematoma quiera aparecer en la zona dañada. Pensamientos feos, de discordialidad y enfado florecen en las cabezas de ambos.
El heladero de la calle Corrientes entrega un helado de bocado y otro de frutilla ¡Al mismo tiempo!
Una turista en Buenos Aires cickea el botón de disparo de su cámara, digitalizando el momento en que unos bailarines de tango se dan un fugaz beso entre los pasos acelerados del baile.
Cuando millones de campanas sonaron, todas las palomas blancas alzaron vuelo ¡Qué maravillosa boda! Todos contentos con la unión de dos excelentes amantes.
En la cama: unos pétalos y unas sábanas que envolvían dos almas. En el suelo: ropa formal arrugada y dispersa, unas alfombras y el reloj de él.
Una mujer en la clínica puja por última vez antes de que nazca su primogénito ¡Es niña! gritó su marido, a punto de desmayarse y con la cara de muchos colores distintos.
En un departamento familiar celebran la Navidad un hombre que conoció a su mujer el día en que estrenó su primera hoja de afeitar, chocando con ella después de haber pisado la caca de su perro. Una mujer que ganó sus primeros pesos bailando tango con quien ahora es su marido. Y una niña que fue concebida luego de una fiesta formal.

domingo, 24 de julio de 2011

Anuncio desagradable

Miles de despertadores molestando estrepitosamente en los veladores de todos los jóvenes y niños.
Hoy cuesta más que nunca sacar los pies de las camas calentitas porque cada alma a esta hora mira por su ventana y descubre que aún es de noche, pero hay que levantarse igual.
Dos semanas que se fueron más rápido que un pestañeo mirando al profesor.
¿Qué es este extraño caudal de líquido que viaja por las calles?
Ríos anchos de lágrimas avanzan por la ciudad y el llanto y griterío de los más pequeños se concertan para crear una sinfonía de lamentos espeluznante.
Como robots, todos los menores se ponen los bolsos y mochilas al hombro y se preparan para salir de sus casas calefaccionadas con estufas a gas o parafina. Al abrir la puerta, el invierno les da a todos una cachetada helada en las mejillas, que hace que sus ojos lloren, que el pecho les duela, que les piquen las manos.
En las mentes de todos más que claro está, pero un último intento no está de sobra:
¡MAMÁ, NO QUIERO IR AL COLEGIO!

Estimada población juvenil : Me es un desagrado anunciar que se acabaron las vacaciones de invierno.

jueves, 30 de junio de 2011

Alegre y melancólica

Una melodía intermitente. Primero alegre y luego melancólica. Alegría, melancolía, alegría melancolía. Me hace recordar tu estado de salud. Te mejoras, recaes, mejora, recaída. ¿Por qué nunca me contaste de tan terrible condición médica? Y ahora que atrapado en tus redes amorosas estoy, no puedo... no puedo soltar tu mano gris y fría como las calles que paseo a pie para llegar al hospital donde yaces.
Amaba tu sonrisa y tu cabello reluciente al sol. Ahora no hay sol. Sólo invierno y ampolletas de carnicería lúgubres y blancas, blancas. Tan blancas como la dama Luna con la que juegas al póker en sueños apostando la vida. Aún no pierdes. Me alegro mucho, pero... melancolía porque estás postrada en esta fea camilla.
¿¿¡¡POR QUÉ ME HAS HECHO ÉSTO!!??
Tan hermosa pero tan muerta. Para acabar con esta paradoja debería ahogarte con la almohada en que reposa tu bellísima cabeza. Así no dolería más. No más dolor. No quiero sufrir más. Pero ¿cómo podría hacerte daño si te amo tanto? Pero... ¿cómo puedes hacerme tanto daño si me amas tanto?
¿Me amas, me amas, me amas?
Ni siquiera sé si sientes algo conectada a tantas máquinas. Lo único que viene de ti son los "tuut tuut tuut" que indican que tu corazón aún late... esos "tuuts" son música de fondo en mis pesadillas. Y no quiero tener pesadillas.
Desconecto la radio para no oír más esa melodía intermitente que me hace recordar tu estado de salud.

martes, 17 de mayo de 2011

Agonía

Detente un segundo y observa su último suspiro... podría ser lo más hermoso y triste que verás en tu vida... o en el día.

Cleopatra ya no quiere más.

Ya no mira al sol con dulzura y vigor. Su lozanía se le ha escapado y el verdor de sus hojas se extinguió dejándola amarillenta como los dientes de un fumador. No brilla a la claridad del otoño, y sus tallos se inclinan con vergüenza porque le ha ganado el frío.
Frío, frío.
El helado viento mordisquea el borde de sus hojas y éstas se doblan y entristecen.
Cada pétalo rosado ahora se posa sobre la almohada de tierra en su macetero de greda y lento, lento se pudren y la envejecen aún más.
Llora, llora Cleopatra. Llora sus flores, su hermosura, su vida.
¿Cómo tan poderosa belleza puede morir?
Las nubes grises se ríen de ella.
Es un león sin su melena. Una cebra sin rayas. Un pavo real sin cola.
Es una planta sin hojas, sin pétalos y sin vida, literalmente.
Frío, frío derrotó a Cleopatra.
El otoño sin compasión le arrancó su último respiro. Yace ahora su esqueleto de celulosa seco incrustado en la tierra fría... fría.

martes, 3 de mayo de 2011

Un lápiz nuevo

Camino a mi casa me fui observando las tiendas de la avenida.
Me llamó la atención una que era sombría, casi imperceptible, y que tenía una letrero con la forma de una inmensa lombriz, asi que, a pesar de que tenía tarea que hacer, entré por curiosidad. El típico sonido de campanitas que suelen hacer las puertas de las tiendas cuando alguien entra, era más bien un ruido de gruñidos a volumen bajo. El vendedor, detrás de una mesa cuya superficie sostenía la caja registradora y algunos artículos baratos, tenía el pelo negro y hasta los hombros, usaba una capa azul marino y un sombrero redondo y abultado del mismo color, que daba a su cabeza aspecto de hongo. Parecía un vagabundo completamente loco.
Vi muchísimos objetos no identificables, y lo menos fantástico que encontré, fue un lápiz a pasta con forma de serpiente, y como llevaba algo de dinero, lo compré.
Cuando estuve sentado en mi escritorio dispuesto a hacer mi tarea decidí usar el lapiz nuevo. Enrosqué la cola de la serpiente para que se descubriera la punta y comenzar a trazar los números de los deberes de matemáticas, pero al presionarlo contra el papel, el lápiz se volvió blando y se deslizó por mis dedos como una verdadera serpiente, hasta trepar a la ventana donde se giró para decirme entre siseos "No se lo cuentes nunca a nadie".
Después de éso se fue, dejándome con un temor inmenso a entrar a tiendas desconocidas.

domingo, 1 de mayo de 2011

¡CABÚM!

Explosión.
Un chisporroteo tal que hasta en la esquina de la cuadra su estruendo se oyó. Hasta más lejos llegó a sonar, pero nadie existía por ahí para que fuera recibido.
Un ultrasonido saliendo de las sienes de la chica que un mensaje en celular ajeno leyó, disgustó hasta la más remota conección de neuronas de su cerebro, la llenó de estúpidos temblores sin fundamento y la hizo botar al piso el plato de comida de su perro.
Deseó ella en aquel momento, no haber estado en sus días, ya que todo, éso lo empeoró. Pero más odioso era, haber estado ofuscada con el personaje remitente del mensaje de celular ajeno que leyó.
Explosión.
Tantas ondas expansivas de odio y decepción radiándola metros y metros, que de los árboles sus hojas cometieron suicidio.
Una fuerza sideral de enojo emanando de la cabeza de la chica, que semanas antes sorprendió al remitente del mensaje de celular ajeno que leyó, buscando a tientas bajo el velador no propio de él, sino que de ella, haciéndola sacarlo de ahí agarrándolo de una oreja, y gritándole una sarta de improperios bien merecidos, según la chica.
Pareció que allí en el pasado, superado habíase aquel acontecimiento, y olvidado tendría que quedar cualquier resquicio de cometer semejante atrocidad de nuevo.
Y... explosión, pues.
Tan fuerte, que morado el cielo se puso y se secó el pasto de su patio y el de todos sus vecinos.
Miles de ondulaciones eléctricas y piróforas escapando del cuerpo de la chica que luego corrió escaleras abajo, una sillita arrimó al refrigerador, y encaramándose para observar su superior superficie se enteró de que no divisó lo que buscaba.
Tuvo certeza de sus sospechas cuando Hugo, dueño del celular de donde la chica un mensaje leyó, salió a toda prisa por la puerta principal y se perdió en la lejanía del fin del pasaje, seguramente a encontrarse con el remitente del mensaje, Francisco.
Estaba todo más que claro para Ana. Sus hermanos menores se habían apropiado de su tesoro escondido.
Ya no tenía más que hacer, y encerróse en su cuarto, maldiciendo cada palabra del mensaje que decía: "Encontré los chocolates de Ana. Nos vemos en la plaza".

domingo, 17 de abril de 2011

Camino a su casa

Pantalones angostos, camisa cuadrillé, y zapatos de caña alta me vistieron para ir a la casa de mi novio.
Fui al paradero más cercano a mi casa a esperar que pasara el colectivo que me deja a media cuadra de su hogar. Pasaron unos cuatro buses que no tomé. Pero no importa, no iba apurada. Así son las vacaciones. HAY tiempo.
Me senté en el paradero a esperar. Miré hacia el lado y... un chico... demasiado guapo... algo mayor, vestido con pantalones angostos y un piercing que le cruzaba toda la oreja. Qué rudo.
Lo observaba por el rabillo del ojo y me sorprendía que no dejase de mirarme. Giré mi cabeza para encontrarme con sus ojos pero bajó la mirada y se fijó en sus zapatos.
Llegó otro de los transportes que me sirven para llegar a la casa de Camilo e iba casi vacía así que subí... Él también.
Me senté al principio y el misterioso chico lindo al fondo, así que mi aventura de conocer al personaje no cesaría hasta que me bajara en el paradero de mi destino.
Miraba para atrás ¿Qué esperaba encontrar? "Estás siendo una infiel mental Javierita" me decía mi Yo interior.... Pero... Me sonreía ¿Entiendes? ¿Qué persona me sonríe a mí en un colectivo? Seguramente es porque somos de la "misma especie".
...Valor. Nadie en ese bus me conocía. Me levanté y paseé por el pasillo del móvil hasta llegar un asiento más adelante que él. Nos miramos y reímos, como hablando por telepatía, pero no era la realidad pues anhelaba desesperadamente saber qué era lo que pasaba por su cabeza con cabellos color azabache.
¡NO! Llegué al paradero en el cual debía bajarme y su sonrisa se transformó en una mueca de pena.
Se abrieron las puertas y lentito bajé las escalas mientras lo miraba. Se cruzaron solo dos palabras.
Eduardo dijo él.
Javiera dije yo.
Las puertas se cerraron y el bus salió a la velocidad de la luz impidiéndome ver por última vez a Eduardo.
Y jamás he podido sacarme de la cabeza que cometí adulterio de pensamiento.

lunes, 7 de marzo de 2011

En fila van los niños

¡Miren niños! ¡Ha llegado a la plaza de la rotonda vuestro queridísimo Señor Organillero!
Pero esta vez está más vistoso que los sábados anteriores. Lleva una espléndida chaqueta morada, unas botas con estampado de cebra y un sombrero de copa verde flúor con estampados de flores.
¿Querrá compensar que el sábado de la semana pasada no llegó con su organillo haciendo sonar tiernas y alegres canciones de cajas musicales? Desde que comenzó a frecuentar la plaza El Ojal, nunca se había ausentado a un sábado por la tarde. Dicen algunos adultos que tuvo un problema con la policía, aquellos adultos prohibieron a sus hijos que volvieran a jugar en la plaza, ni siquiera para usar el balancín o los columpios, pero... ¿Qué clase de problema podría causar el más simpático de los organilleros del mundo? Son calumnias las cosas malas que puedan decir acerca del Señor Organillero. Qué bueno que no mucha gente dé credibilidad a los falsos rumores.
Mientras con una mano da vueltas a la manivela de su organillo, con la otra sopla burbujas y llena la plaza de pompas de jabón de todos los colores imaginables. Los niños corren a reventarlas con sus deditos rechonchos, dando saltos y empujándose unos a otros. Pocos llevan dinero suficiente como para comprar una araña de hule o una botella de solución de burbujas. Los que no tienen la posibilidad se contentan con reventar las que hace el Señor Organillero.
¡Llegó la hora del desfile musical!
Comienza a sonar una musiquilla hipnotizante, y varios niños dejan de jugar y siguen al Señor Organillero, que caminando contra el viento hace que giren todos los molinos de papel brillante.
En fila van los niños girando y saltando al son de la canción propuesta por el músico. Se alejan de la plaza. No hay padres que puedan advertir que este señor esté alejando a sus hijos de la plaza. Hay total confianza en el lugar, pues son todos conocidos y de confianza.
Llega el Señor Organillero a su morada, aun con la hipnotizante musiquilla y muchos menores de edad a sus espaldas siguiéndole sin que éste les hubiera hablado en toda la tarde.
¡Qué frío hace en la casa del Señor Organillero! Abre la puerta metálica y ancha al fondo de su hogar y girando la manivela de su organillo con lentitud provoca que los niños, ya con los ojos desorbitados, entren a aquella habitación congelada en cuyo interior hay repisas donde se clasifica sin desorden las extremidades, órganos y sangre de otros niños que habían visitado su hogar algún sábado anterior.

miércoles, 19 de enero de 2011

Café Nocturno

Desperté recordando la pesadilla
temiendo haber mojado mi cama de miedo
pero me encontré recostada en una camilla
comprobando que todo había sido cierto.

Un tubo salía de mi nariz a una máquina.
Intenté sacarlo y ¡Dios mío! Solté una lágrima.
¡Me era imposible mover un brazo!
Intenté con mis pies pero no había caso.
Una enfermera acudió a mi cuarto.
Había sido atraída por mi llanto.
Dijo que era raro que pudiera pestañear
luego de ese terrible daño cerebral.

¿Estaba condenada por el mente insana?
¿Debía quedarme de por vida en cama?
Puse mis posibilidades en una balanza
y sola ahí tirada perdí toda esperanza.
Pero ¿quién es éste que me trata con tanto cariño,
con la ternura con que actuaría un niño?
¿Un rayo de sol en esta lluvia incansable?
¿Qué personaje adoptó forma amable?

Es el doctor a cargo de mi rehabilitación,
hombre con quien me casé dos años después.
Tenemos una hermosa relación.
Gracias a él puedo mover brazos y pies.
Todo mi amor y trabajo se los dedico.
Nunca conocí a nadie tan sincero y fiel.
Me devolvió la vida que se había llevado el enfermo.
Ahora soy una exitosa abogada gracias a él.

Tal vez nada de esto habría sucedido
sin aquel loco asesino del Café.
Deben ser las cosas del destino.
Da igual, enserio, ya lo superé.