sábado, 19 de julio de 2014

No shot

Siempre que puedo me escapo, porque en realidad no tengo un hogar definido, sino una casa donde no pasar frío, aunque nada acogedora.
Esta vez fuimos a un bar  y bebimos muchísimo. Además estuvimos conversando con gente divertida.
Antes de irnos pretendía beberme un shot de lo que fuera para quedar mareada, pero luego pensé en esa vez que se supone fue la mejor noche de nuestras vidas, pero yo no podía recordar nada porque estaba completamente ebria. Ésta vez no sería así. Yo recordaría cada beso y caricia.
En la casa ya nos queríamos ir a dormir. Comenzaba a hacer todo lento a causa del cansancio, así que él me arropó entre las sábanas, me dio un beso en la frente, apagó la luz y se dirigió a la puerta.
- Fernando... estoy feliz.
En el negro absoluto de la obscuridad sentí su respiración de vuelta en mi cara, y sus labios rozando mi mejilla mientras susurraba:
- Te amo.
Y eso, es lo que no quiero olvidar por nada del mundo.

sábado, 22 de febrero de 2014

Molinos de viento

Siempre los veía. Cuando se iba de vacaciones a la playa y luego de regreso; esos enormes, blancos, colosales molinos que generan electricidad.

Eran para ella como plantaciones de unas flores muy extrañas cuyos pétalos daban un sin fin de vueltas gracias al viento. Pero al interior del auto no se percibía el viento, sólo el movimiento giratorio de las astas... ¡¡Por eso ella pensaba que estaban vivos!!

De grande quiso ir a conocerlos. En su propio vehículo llegó a la carretera y vio este paisaje surreal con nubes grises esponjosas que tapizaban el cielo, y muchos pequeños cerros donde crecían estos molinos.
Observó absorta el girar de sus pétalos hasta que se vio el atardecer. Al caer la noche una pequeña boca se abrió de cada molino y pudo al fin conversarles.