martes, 13 de julio de 2010

Café de Tarde

En ese instante de aquel momento
todos mis recuerdos pasaron lento
detalle a detalle, pero en un segundo
y antes de que mi sangre volara al viento.

Siempre fui mujer independiente.
No así mi madre, era diferente.
Una suelta cualquiera, callejera,
en cada esquina un pretendiente.
Sola crecí, sin nadie a mi lado,
porque jamás tuve a un ser amado.
Conocí a muchos y a su jodida hipocresía
y entonces decidí no unirme a nadie en la vida.

¿Los estudios? En una escuela del Estado.
Quería una beca así que me esforcé.
Lo que haría era convertirme en abogado.
¡Qué curioso! Éso estaba estudiando en el café.

Con galletitas, desayunando sola, sentada
irrumpió en el Café el enfermo mente insana.
Decidió llevarme consigo al otro mundo
y partirme la cabeza esa hermosa mañana.
Mi luz interior se apagó...
Pero un shock eléctrico me despertó,
y si la ambulancia no hubiese llegado temprana
ahora no oiría el sonar del electrocardiograma.