Otra vez la seguí hasta la plaza San Alberto, caminando detrás suyo a varios metros de distancia para que no notara mi acecho. Suerte que traía los lentes para ver de lejos. Odio cuando se me quedan encima del escritorio porque sin ellos no puedo ver el ondear de su cabello dorado cuando camina.
¿Cuántas veces había seguido sus pasos hasta la plaza? Más de las que puedo recordar. Se me olvida hasta el transcurrir del tiempo cuando la observo sentada en el banco verde dando la espalda al olmo central de la placita.
Todos los días, a las 4:30 pm ella sale de su liceo y camina a San Alberto, mientras que yo salgo de mi colegio y la sigo. ¡Es que su caminar es perfecto, sus curvas armoniosas, su cabello largo hermoso y su rostro...!!! ¡Mil ángeles arquitectos diseñaron su bella mirada, sus perfectos labios y sus sonrojados pómulos!
No. Nunca le he hablado. Pero debe ser una persona sociable... Apenas se sienta saca su celular y llama:
- ¿Aló?... Estoy en la placita ya... ¡Okay te espero! - Y cortaba mientras se dibujaba en sus labios una curva adorable.
Jamás he visto la persona con que se junta mi platónico amor, ya que siempre debo devolverme a casa a las 6:15 pm pues a esa hora se acaba el extra programático de fútbol... Y no puedo decirles a mis padres que llego más tarde porque sigo a una niña que ni siquiera conozco...
Pero hoy será distinto.
Hoy en la mañana mis padres viajaron al funeral del amigo de un tío mío, en otra ciudad. Por lo tanto no llegarán antes de las 9 de la noche, lo que me da tiempo suficiente para espiar un momento más a mi amada hasta que llegue el personaje de su celular.
Sucedió todo como todos los días, sólo que cuando la alarma de las 6:15 hizo vibrar mi celular, yo la corte y no me moví de mi banco, bastante alejado del de ella, claro.
Esperé, esperé.
...
Esperé más...
...
...
............ ¡¡¡Que impuntual este personaje!!!
Y una joven igualmente hermosa que mi amada se le acercó. Tan parecidas eran las dos que cualquiera habría pensado que eran hermanas. Ambas de pelo rubio y ojos celestes. Tez clara y de alta estatura.
- ¡Me has hecho esperar más de la cuenta hoy Dalia! - Dice mi amada.
- Perdóname linda Cristina - ¡Ése es el nombre de la mujer de mis sueños! - ¿Tienes hambre? Toma. Un chocolate.
- ¿Sabes algo? Te amo - Han de ser amigas muy cercanas para decirse esa frase... - Acércate Dalia mía... - ¡...! ¿¡QUÉ ESTÁN HACIENDO!?
¡Ambas se besaban apasionadamente! No se despegaban. No querían. Ya oscurecía y se abrazaban en el banco verde que da la espalda al olmo central.
Me alejé a paso melancólico, dando vuelta para cerciorarme de mi mala elección. ¡Já!...Seguir por meses a una mujer que no tiene gusto por los hombres...
Llegué a mi casa y mis padres estaban esperando en el living. Mi madre histérica me gritaba.
- ¡Tomás por qué llegas a esta hora! ¡Son las 8:30 de la noche! ¡Te aprovechaste de que nosotros no estaríamos en casa, pero el funeral se adelantó y llegamos antes!
- Es que... sucedió algo que... un par de terribles...! - Mi lengua era un nudo.
- ¡No Tomás! ¡Sé perfectamente que tus clases terminan a las 6:15 de la tarde!
- Mamá... perdóname.
- Ya. ¿Algo más que decir?
- Sí... no iré más al extra programático de fútbol.